viernes, 18 de julio de 2008

Visita del día 24/03/08. Parte 2.

Cosas del Surrealismo

La exposición que dedica el Guggenheim al Surrealismo realiza un compendio de todas las posibilidades artísticas que desplegó en su día este movimiento. El Surrealismo trasladó a todas las disciplinas disponibles los principios de un colectivo que entendía este “–ismo” como algo más que una mera expresión que reflejar en cuadros o esculturas.

En esta exposición se ven muchos ejemplos del ámbito de aplicación del movimiento; a lo largo de las diferentes salas podremos comprobar “la influencia del mismo en el mundo del diseño: teatro, interiores, moda, cine, arquitectura y publicidad”...

Históricamente, las vanguardias en general y muchos artistas en particular han sido rechazados por ser unos “adelantados a su tiempo”. La reconciliación entre las nuevas ideas y los valores ya asentados se ha hecho difícil más de una vez y ha suscitado censuras en su tiempo. En muchas ocasiones han sido necesarios muchos años, e incluso la muerte del movimiento, para proveer una perspectiva temporal e histórica que permita un análisis más justo de las revoluciones artísticas.

El Surrealismo, por el contrario, despertó emociones encontradas. Mientras que más de un cuadro de Dalí suponía una invitación a la provocación, otro tipo de aportes artísticos tenían mejor acogida y mayor repercusión...mercantil.

La exposición cuenta con cerca de 250 objetos procedentes tanto de colecciones públicas como privadas. Como valor añadido, la muestra pone de relieve las tensiones que surgieron a raíz de la creciente comercialización de este movimiento.

Comprobaremos constantemente el énfasis dedicado a la figura de Dalí, el artista del Surrealismo más célebre de España, así como de su gran aportación al movimiento en forma de pensamientos, escritos y obras de muy diverso carácter.

Personalmente, creo que una de las paradojas más interesantes de la muestra es la convivencia entre cuadros sobradamente conocidos para quién esté familiarizado con la obra de Dalí y objetos de carácter más utilitario: mobiliario, vestuario, joyas, cerámica, textiles...

Sabemos que entre las paredes de un Museo de arte moderno hoy día podemos encontrarnos “cualquier cosa”. Quizá por ello me sorprenda esta sensación de paradoja que mencionaba, al entrar de repente en una sala repleta de muebles perfectamente funcionales o de vestuario oscuro y de corte...vamos a decir gótico; en muchos casos, podríamos imaginarnos esos objetos como parte de la vida cotidiana de una persona y definirlos como productos para “frikis”.

Y no es que sean objetos de mal gusto ni nada parecido. Salí de la exposición con ganas de decorar las puertas de mi armario, que últimamente me daban la sensación de...no se, como de que les faltaba un paisaje.

Por otra parte, el Surrealismo ha sido siempre un movimiento que me ha llamado la atención. No nos entendamos mal: no soy ni mucho menos una conocedora del tema. Soy la típica aficionadilla que ve obras del Surrealismo y siente cierta afinidad con ella, por diferentes motivos. Hay muchas obras de Dalí, tanto pictóricas como escultóricas o decorativas que es inevitable conocer a poco que se hojee un libro sobre él o sobre el Surrealismo, o en las revistas de arte que le dediquen un artículo o reportaje...re(Encontrarme) con el original de estas reproducciones ha supuesto un pequeño calambrazo de emoción y satisfacción.

La muestra es sin duda recomendable, y no ya desde un aspecto académico, sino simplemente para experimentar algunos de estos contrastes que ya mencionaba, además de muchos otros.

No nos encontramos ante una exposición de Dalí, pero quedaremos satisfechos de Dalí.

No nos encontramos ante una exposición de moda urbana pasada o futura, pero encontraremos prendas y accesorios dignos de una película de terror histórico o de una pesadilla en blanco y negro (y, obviamente, ni nos encontramos en la primera ni en la segunda).

No nos encontramos en una joyería, pero desearemos llevarnos a casa una estrella de mar o dos.

No nos encontramos en IKEA ni sucedáneos, pero ya nos gustaría encontrar a la venta un par de muebles como ésos. Yo, por lo menos, tengo debilidad por los armarios pintados y las mesitas redondeadas. Acompáñese de langosta mientras contesta el teléfono, por favor.

No nos encontramos en el teatro ni saldrán a representar la obra los actores del momento, pero podremos visitar el escenario desde todos los ángulos alrededor sin que nos pongan un telón por el medio...

Y todo en una misma exposición, en una sola (y muy grande) planta, dentro del mismo museo...donde aún nos aguardan más cosas.

Ésta del Surrealismo, hasta el 07 de septiembre del presente 2008.

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