viernes, 18 de julio de 2008

Visita del día 13/07/08. Parte 2. La Obra Invitada

Judith y Holofernes, de Artemisia Gentileschi

Mira tú por dónde. En el primer año de carrera me decidí a hacer un trabajo de análisis sobre esta obra de la astista Italiana Artemisia. Oscuro, tenebroso, sangriento...vamos, lo ideal de la muerte (es broma).

No, en serio. Nos pidieron que escogiéramos una obra poco conocida, más que nada para que el análisis de la obra fuera nuestro y no de los libros (o el libro) de la biblioteca. Vamos, para que nos lo curráramos un mínimo, por lo menos.

Así que, husmeando en la biblioteca, tropecé con esta obra. Entre el tema sangriento, que no lo veo apropiado casi para ninguna época, y el hecho de que estuviera pintado por una mujer con el estilo tenebrista de Caravaggio me hizo pensar que, de seguro, la obra no era conocida ni de lejos. Y eso me decidió a analizarla.

Hasta hoy. Resulta que en la web del museo de Bellas Artes de Bilbao tenemos como Obra Invitada el cuadro que yo había analizado y que, junto con otros detalles de la historia del cuadro, han hecho que despierte mi interés aún años después.

Claro que, cuando llegué al Museo y vi el cuadro...resulta que no era el mismo cuadro que yo había analizado. Lo primero que pensé fue que lo habrían restaurado y que sería debido a eso algunos cambios de tono que recordaba de memoria. Así que, herramienta divina en mano, me puse a teclear en la sección de imágenes de Google.

Y llegué al cuadro expuesto en el Museo y... no encontré el cuadro que yo había analizado (tengo la fotocopia del libro de la biblioteca del que hice el análisis en su día, guardado en el armario de los recuerdos).

Después de jugar un rato a las 7 diferencias llegué a la conclusión de que no, de que no se trataba de ninguna restauración. Eran dos cuadros muy similares, pero no el mismo.













No está muy documentado, pero, en efecto, la pintora hizo dos versiones del mismo tema, separadas temporalmente por casi 10 años.

Un poco de historia

La obra “representa a Judith, una viuda hebrea, joven y rica, en el momento de cortar la cabeza al general asirio Holofernes, que estaba asediando con su ejército la fortaleza de Betulia. Cuando la pequeña ciudad estaba a punto de rendirse, Judith, acompañada de su criada Abra, y con la firme intención de vengar el asesinato de su marido, pero, sobre todo, para liberar a la ciudad del enemigo, lo decapitó”.

Artemisia Gentileschi nació en Roma en 1593; fue alumna de su padre Orazio, uno de los pintores más próximos a Caravaggio.

El tema elegido por Artemisia Gentileschi era bastante recurrente por parte de los pintores de los siglos XVI y XVII . Todos escogieron pintar bien el momento en que Judith muestra triunfal la cabeza de Holofernes, bien el momento en que las mujeres huyen del campo enemigo tras el asesinato. Sin embargo, Artemisia decide escoger el momento más dramático de la narración, es decir, la propia decapitación.

La motivación que pudo tener Artemisia para decidirse por este momento tan cruento tiene, según muchos expertos, una relación estrecha con un hecho traumático sufrido por parte de Artemisia, que fue violada en 1612 cuando contaba 19 años por parte de Agostino Tassi; éste era amigo de su padre, Orazio Gentileschi.

Es decir, que la realización del cuadro fue una reacción prácticamente inmediata a este suceso. Al principio, él prometió salvar su reputación casándose con ella, pero más tarde renegó de su promesa; en ese momento Orazio lo denunció ante el tribunal papal.

La instrucción, que duró siete meses, permitió descubrir que Tassi había planeado asesinar a su esposa, que cometió incesto con su cuñada y que había querido robar ciertas pinturas de Orazio Gentileschi. Finalmente, Tassi fue condenado a un año de prisión y al exilio de los Estados Pontificios.

Así que...en conclusión

A ver, recapitulemos: yo he empezado todo esto porque quería ver un cuadro del que hice un análisis años atrás y cuya historia me emocionó. Y resulta que cuando voy al Museo, el cuadro que yo iba a ver no era el cuadro que yo quería ver. O no del todo.

¿Y por qué? Pues porque había otra obra rondando por ahí de la que nadie cuenta nada, y que es de la que yo hice el trabajo.

Al que le interese, la obra se puede contemplar en el Museo hasta el 28 de Septiembre.

(...) lo que más impresiona es la impasibilidad de la pintora, que fue incluso capaz de darse cuenta de cómo la sangre, al chorrear violentamente (...) pueda manchar su novísimo vestido de seda amarilla (...).

Roberto Longhi,
Gentileschi padre e figlia, 1916

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